Renovar el suelo de tu hogar puede ser una de las reformas más impactantes para darle un cambio de imagen radical. Si en la actualidad tienes un anticuado suelo de terrazo, imagina la transformación que experimentaría tu hogar al instalar un hermoso suelo de madera.
La diferencia sería asombrosa. Y lo mejor de todo es que esta transformación se puede llevar a cabo en menos de cuatro días, sin necesidad de quitar el suelo antiguo, siempre y cuando esté nivelado y sea estable.
Si estás considerando cambiar el suelo de tu casa, es importante que te plantees algunas cuestiones prácticas antes de tomar una decisión definitiva. Por ejemplo, debes preguntarte qué buscas con este cambio.
Si deseas ganar más luz y sensación de amplitud, te recomendamos elegir una tarima de madera de tonalidad clara o intermedia, como el roble, que es un suelo de madera versátil y popular. Además, opta por lamas anchas y largas para lograr un efecto visual más espacioso.
Si buscas un suelo más cálido y acogedor, las tonalidades de madera rojiza pueden crear ambientes íntimos y acogedores. Sin embargo, debes tener en cuenta que estos tonos oscuros absorben más luz, por lo que es importante considerar la iluminación de tu hogar al elegir el tipo de madera.
En cuanto al presupuesto, es importante establecer uno orientativo y elegir el tipo de suelo en función de él. Los suelos de madera maciza siempre serán más costosos que los laminados, aunque los laminados de última generación ofrecen una estética muy similar a la madera natural a precios más accesibles.
SUELOS DE MADERA PARA TODA LA VIDA
Si estás buscando un suelo para toda la vida, la madera maciza es la mejor opción. Estos suelos pueden ser restaurados y con un mínimo mantenimiento, pueden durar de forma indefinida.
Por otro lado, si has respondido de manera afirmativa a todas las preguntas anteriores y estás decidido a renovar el suelo de tu hogar, es importante conocer en detalle las ventajas y desventajas tanto de los pavimentos de madera como de los laminados.
La madera es un material cálido, elegante, único y eterno. Al ser un material natural, la madera envejece, lo cual puede ser apreciado como una cualidad por algunos, pero puede ser un inconveniente si buscas un suelo inalterable con el paso del tiempo.
La madera puede cambiar de tonalidad debido a la incidencia del sol, pueden aparecer imperfecciones como golpes y rayaduras, y se desgasta con el uso. Es importante tener en cuenta estas características antes de decidirte por un suelo de madera.
La madera es un material cálido, elegante, único y eterno. Es un suelo exclusivo y cada lama tiene su propia seña de identidad, por lo que no habrá dos iguales. Esto aporta un valor añadido a cualquier espacio y crea una sensación de calidez visual y táctil.
Por ello, si te gusta andar descalzo por casa, la madera es una excelente opción, ya que ofrece una superficie agradable al tacto.
Además, los suelos de madera son ecológicos y sostenibles. Para asegurarte de que estás adquiriendo un producto responsable, busca aquellos que tengan el certificado FSC o PEFC, que garantiza su sostenibilidad.
Los suelos de madera también pueden ser sensibles a impactos y rayaduras, aunque se pueden restaurar en caso de daños. Sin embargo, este proceso puede conllevar un sobrecoste.
¿Y LOS SUELOS LAMINADOS?
Los suelos de madera natural suelen ser más caros que los laminados, pero su vida útil es más larga. El precio variará según el tipo de madera y el formato elegido.
Los suelos laminados son una alternativa resistente y sufrida que imita con precisión la apariencia de la madera natural.
Sin embargo, los laminados no envejecen ni cambian de tonalidad con el paso del tiempo, a diferencia de la madera natural. También pueden presentar un efecto tambor al caminar sobre ellos, ya que no absorben el sonido. En caso de daños, no pueden repararse, por lo que es necesario reemplazar la plancha completa.
Por ello, tanto los suelos de madera como los laminados tienen sus ventajas e inconvenientes. Los suelos de madera aportan calidez, elegancia y exclusividad, pero requieren un mantenimiento periódico y pueden ser más sensibles a los impactos y rayaduras.
Los suelos laminados, por su parte, son resistentes, fáciles de instalar y más económicos.
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